La madrugada se puebla de silencios
y pensamientos que socaban mi descanso.
No puedo acallar mi cabeza y
dar la espalda, a los deseos de escribir.
Hay tanto acumulado en ella y
tantos latidos por poner sobre el papel…
La noche se desliza con tal sigilo
que sin darme apenas cuenta,
la mañana clarea através de los cristales.
Hubiera querido arreglar el mundo en esta noche,
ponerle las cosas claras a este
corazón mío,
pero mi alma y mi razón
no se ponen de acuerdo,
tiniéndome muchas noches
en vela.
Maribel Bazaga.